Entendiendo que fuimos creados para el gran privilegio de glorificar al Señor y gozarlo para siempre, queremos edificar y crecer la Iglesia Viviendo por Fe, no como monumento a nosotros o una comunidad centrada en nosotros, pero con el propósito de traer honor, alabanza y adoración a nuestro Dios, sirviendo a los que nos rodean como Cristo nos sirvió. Estamos comprometidos a lo siguiente:
Equipando una iglesia que es llamada a penetrar la cultura en todas sus diversas esferas, llamada a ser una ciudad en un monte, una luz en una comunidad de incrédulos y nuevos creyentes—jóvenes y ancianos, ricos y pobres, liberales y conservadores.
Aprendiendo a ser una iglesia que intencionalmente contesta las preguntas, tanto del escéptico como del creyente con la verdad del Evangelio y la plenitud de la Palabra de Dios.
Viviendo como una iglesia que viene y va, mandando a nuestros miembros fuera de la iglesia reunida y a la ciudad y el campo, andante en las comunidades y los lugares de trabajo en el valle del Rio Grande, y cruzando la frontera a México, como fieles misioneros de Cristo (entramos a adorar y salimos a servir).
Una iglesia que celebra la vida, manifestando el gozo de la gloria de Dios en la creación y en la redención, y buscando Su rostro en adoración apasionado todos los días de la semana, no solo en Domingo.
Una iglesia con compasión que comprende lo que es el quebrantamiento y trabaja para sanar ese quebrantamiento y los tristes efectos del pecado.
Traducción casi completa
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